Una madre comunica

Feliz Día de la Madre a todas las mamás. Yo a este día prefiero llamarle el Día del Hijo. Así que, “Feliz Día Hijo, porque sin ti, yo no sería una mamá. De hecho, gracias a ti soy la mamá más feliz del mundo”.

El concepto de madre y la comunicación están íntimamente unidos. No existen dos interlocutores que conecten mejor y más estrechamente que las madres y sus hijos. Pese a las diferencias y a las pruebas que nos pone la vida, el vínculo con nuestros hijos permanecerá por siempre.

¿Qué le comunica una madre a su hijo?: bondad, cercanía, seguridad, protección y, ante todo y durante todo su desarrollo como persona, le comunica valores para estar bien en el mundo a través del amor, el respeto y la educación.

Además de miles de besos y abrazos, el regalo que hoy le hago a mi hijo es esta breve carta en mi espacio. Sé que algún día estará feliz de leer estas palabras que le dedico:

El vínculo con nuestros hijos permanecerá por siempre.

“David, eres un hijo ejemplar. Gracias a ti soy quien soy. Desde el día que formaste parte de mí, soy otra. ¿Sabes por qué? Porque desde ese momento empecé a ser fuerte en vez de débil; valiente en vez de miedosa; decidida en vez de dubitativa. Comencé a decidir en lugar de que siguieran haciéndolo por mí. Empecé a tener voz en lugar de que otros hablaran por mí (sin mucho acierto). A saber qué es lo correcto, en vez de ir por el camino equivocado. Y, sobre todo, conocí el amor verdadero.

Empecé a ser fuerte en vez de débil; valiente en vez de miedosa; decidida en vez de dubitativa. Comencé a decidir en lugar de que siguieran haciéndolo por mí.

Y claro, como no podía ser de otra forma, la vida y el destino, que son caprichosos, nos pusieron a prueba. Quienes no tuvieron el valor de decirme en la cara que estaban en otro barco, remaron a contracorriente para intentar amedrentarme. Pero, ¿sabes qué, hijo? ¡Jamás lo consiguieron! ¡Te felicito! ¡Superamos esa prueba!

Te mentiría si te dijera que está siendo fácil. Si me lo dijeras tú a mí, yo tampoco te creería. Me lo dicen tus ojos, me lo dices tú, me lo dice mi corazón y mi instinto de madre. Pero… la buena noticia es que lo estamos consiguiendo. Mejor dicho: ¡lo hemos conseguido!

La vida y el destino, que son caprichosos, nos pusieron a prueba. ¡Te felicito! ¡Superamos esa prueba!

Nuestro vínculo no hace más que fortalecerse con cada intento de que no permanezca. Yo, que soy tu madre, no hago más que crecer y ser fuerte para ti. Y tú, pitufo, estás aprendiendo mucho y muy rápido. Estoy orgullosísima de ti.

¿Sabes una cosa? Cuando el amor viene del alma y del corazón, no cuenta el tiempo ni tampoco la distancia. Creo que con esto te transmito muchas cosas que, con lo listo que eres, comprendes muy bien. Si algún día no estoy para decírtelo, te lo dirán las personas que nos quieren muy bien a ti y a mí.

Nuestro vínculo no hace más que fortalecerse. Cuando el amor viene del alma y del corazón, no cuenta el tiempo ni tampoco la distancia.

Ríe, baila, canta, juega, haz teatro. Lo haces como nadie, bonito. Vive tu vida de niño, no tengas prisa por crecer y sigue confiando en ti mismo. De lo demás, ya me encargo yo. O, casi mejor, se encargarán nuestras almas, que son iguales, ¿sabes? Seguro que tú también lo has notado. Yo lo sé desde que comenzaste a crecer a mi lado. Aunque no lo parezca, nunca me he separado de ti y jamás lo haré. Feliz Día Hijo”.

Vive tu vida de niño, no tengas prisa por crecer y sigue confiando en ti mismo. De lo demás, ya me encargo yo. Feliz Día Hijo.

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