Trabajar la comunicación

La comunicación funciona para aquellos que la trabajan (John Powell). 

Efectivamente, la comunicación es un trabajo y la comunicación se trabaja. Y, si le prestamos la atención, el respeto y la dedicación que merece, solo entonces nos dará su fruto (que además es muy dulce): una comunicación efectiva, eficaz, adecuada, correcta. Una comunicación que, en definitiva, funcione y cumpla con sus objetivos: tanto para el emisor, como para la audiencia receptora.

Es cierto que, a simple vista, la comunicación puede parecer algo mecánico y automatizado; no lo niego, porque es algo que sabemos hacer, en sus diferentes modalidades, desde que nacemos (igual que respiramos). Pero se trata de ir un paso más allá: hablamos de trabajar la comunicación, conocerla, implicarse en y con ella, y utilizarla en beneficio de los objetivos propuestos. Hablo de una comunicación seria.

Y no solamente existe una comunicación seria y profesional en el ámbito de los negocios. En el sentido estricto sí pero, ¿no es la vida en sí misma un negocio? Hasta cuando nos comunicamos en nuestros círculos más reducidos, se nota cuando una comunicación es óptima y cuando no lo es. A veces, simplemente con tomarse el esfuerzo o interés real de conocer a nuestra audiencia, es suficiente para ofrecerle a ésta una comunicación debidamente trabajada y que funcione. Trabajemos nuestras comunicaciones.

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