NOTO TRISTEZA…

Noto tristeza. Quizá sea la que tengo yo, pero quería compartirlo con vosotros, desde el plano profesional y personal.

Desde que ha dado comienzo esta semana, y unos días previos, las noticias que acontecen alrededor del #coronavirus no parecen ser nada alentadoras. Pero lo digo desde el punto de vista de la inquietud, inseguridad, incertidumbre, precipitación, preocupación, miedo, incluso pánico que percibo en algunos círculos sociales, tanto cercanos a mí como no tanto.

No sé, pero creo que ha llegado el momento de aceptar que estamos inmersos en una crisis con consecuencias aún impredecibles, que lógicamente tendrá su comienzo y su final, y que tenemos que ser fuertes y sensatos a la hora de afrontarla y de dar lo mejor de nosotros mismos.

No os imagináis lo que me está costando sacar adelante el número de marzo de Muy Segura. Y no por falta de colaboración, precisamente, sino por ese ambiente triste del que os hablo. Muchos de nuestros hijos, desde mañana estarán en casa con nosotros sin poder acudir a sus centros de estudios. Muchas compañías, organismos e instituciones están adoptando medidas para evitar aglomeraciones que conduzcan a incrementar el número de contagios, entre las que destacan la cancelación de jornadas, foros o eventos, y también los turnos de trabajo o el propio el teletrabajo.

No paro de recibir mensajes desde distintas fuentes, ya sean alertas de noticias actualizando el número de contagiados o fallecidos, ya sean del colegio con instrucciones para los nuestros, por no hablar de grupos de actividades extraescolares, catequesis, etc. Si os fijáis, en mi caso os hablo más del tema de los hijos, pero hay mensajes y comunicaciones de todo tipo. También he visto fotografías con estanterías vacías en los supermercados o largas colas para poder hacer la compra.

“Creo que ha llegado el momento de aceptar que estamos inmersos en una crisis con consecuencias aún impredecibles, que lógicamente tendrá su comienzo y su final, y que tenemos que ser fuertes y sensatos a la hora de afrontarla y de dar lo mejor de nosotros mismos”.

En definitiva, esta reflexión no es para profundizar más en el problema sino, lejos de ello, es para hacer un llamamiento, en la medida en la que sea posible, a la serenidad, la calma, la aceptación y el análisis correcto de la situación para actuar en consecuencia. A mí me está ayudando mucho acudir a las fuentes adecuadas para informarme de la situación (sabiendo que, quizá, nunca se transmite la realidad al 100% de lo que acontece), y seguir adelante con mi trabajo de la forma más ordenada y valiente posible (ya os he dicho que no es fácil).

Para terminar, no dudo que esta situación tiene un principio y un final (como, al menos por el momento, podemos apreciar en el caso de China). Y que seguir con nuestras actividades laborales dando lo mejor de nosotros mismos, conciliando todo lo que podamos con nuestra red de apoyos, nos llevará a un estado mental mucho más saludable que el que percibo en estos días.

No hay mejor ejemplo que este para darnos cuenta de que tenemos una enorme capacidad de adaptación que hemos de poner en práctica para salir reforzados de esta crisis. Adaptarnos, tranquilizarnos, estar muy bien informados y, si es posible, intentar sonreír un poco dentro de este ambiente triste.

“Seguir con nuestras actividades laborales dando lo mejor de nosotros mismos, conciliando todo lo que podamos con nuestra red de apoyos, nos llevará a un estado mental mucho más saludable que el que percibo en estos días”.